lunes, 23 de febrero de 2015

LA NOVIA VESTÍA... Capítulo 5

¡Hola a todos! Recordad que tenéis el capítulo entero en lolabits. ¡Un beso y disfrutadlo!


CINCO
Caminando Entre Fantasmas


Llevé a Julien Advent a la puerta de atrás, hacia el callejón trasero. El clamor de mi despedida de soltero se apagó de golpe cuando hube cerrado la puerta detrás de nosotros. Las fosas nasales de Julien se abrieron rápidamente, en cuanto hubo captado el único aroma del callejón. Miró a su alrededor y, sin decir una palabra, dejó bien claro que no estaba impresionado. Tenía razón. El callejón apenas iluminado se alargaba delante de nosotros, cubierto de basura y de las cosas que se alimentaban de ella. y una pequeña pila de cabezas reducidas cercenadas, envueltas en hiedra y muérdago, sugería que las Hermanitas de la Sierra Mecánica Inmaculada se habían vuelto a adelantar ese año con las Navidades. No había nada en el callejón que uno quisiera ver, ni mucho menos algo que uno quisiera que lo viera. Julien me miró fríamente.

- ¿Qué estamos haciendo exactamente aquí fuera, John? Conozco a mendigos de la época victoriana que habrían considerado indigno este lugar.

- Lo siento- dije- Llamaría a los exterminadores, pero todavía no sabemos qué fue de los últimos a los que enviamos. Estamos aquí porque no puedo usar mi Fisura Temporal Portátil dentro de La Extraña Pareja. Alex pagó mucho dinero por las defensas de última generación, principalmente para evitar que cualquiera pudiera entrar ahí cuando le viniera en gana. Hubo un momento en el que incluso prendió fuego a todo aquel que se teletransportaba sin avisar y hasta a gente que no le sonaba de antes. Así que Alex tiene sus propias protecciones y yo procuro respetar esas cosas cuando puedo.

- ¿Las defensas de Alex son lo bastante fuertes como para mantenerte alejado a ti?- dijo Julien- Creía que eso ya no era posible.

- No lo es- dije- Este reloj de bolsillo podría atravesar las protecciones de Alex como una bala una hoja de papel. Pero no quiero que él lo sepa. En parte porque no quiero decepcionarle, pero sobre todo porque quizá algún día tenga que hacer una entrada repentina, estratégica y sorprendente en su bar.

- Típico de Walker- dijo Julien sonriendo- Encajarás muy bien en el trabajo- entonces se congeló y puso cara de angustia- Acaba de pasarme algo grande y peludo por los zapatos y me parece que era algo mucho más grande que una simple rata.

- No bajes la vista- le advertí.

- ¿Hay algún motivo por el que aún sigamos aquí?- dijo Julien.

- Has sido tú el que ha empezado la conversación- dije.

Entonces, los dos nos dimos la vuelta de pronto cuando una figura se detuvo al final de la calle y nos miró fijamente. Algo con un vestido largo y una pose provocativa nos sonrió de forma muy profesional.

- Buenas noches, agentes. ¿Desean pasar un rato horrible?

- Ahora no, George- dije- Estamos trabajando.

- Claro, por supuesto, discúlpenme. Ya nos veremos.

Abrí el reloj de bolsillo dorado y la oscuridad que había dentro nos tragó de golpe. Vi brevemente a las cosas del callejón apartándose a trompicones de la oscuridad viva y hasta desapareciendo en portales ocultos; y después tan sólo caímos más y más en la oscuridad sin fin, rodeados de voces que tronaban en un idioma no humano. Si pasas demasiado tiempo en esa terrible oscuridad, empezarás a entender lo que las voces dicen y eso será hasta peor. Mis pies golpearon de golpe el suelo firme y duro; se produjo un breve haz de luz y entonces el mundo volvió. Julien y yo estábamos de pie en una calle que nos resultaba familiar a ambos, bañados por la luz ambarina de las farolas de la calle y los brillantes letreros de neón. Y justo delante de nosotros, donde el legendario Parrilla Bar Viento de Halcón debería de haber estado, había un enorme agujero en el suelo, cavado entre dos edificios bajos, como si fuese el espacio vacío que queda al arrancar un diente. Julien Advent tembló y me miró.

- Ha sido… una experiencia de lo más desagradable. ¿Siempre es así cuando viajas por el reloj?

- Casi siempre- dije- Aunque sigo esperando acostumbrarme algún día. Walker lo hizo.


- O eso o era un actor excelente- dijo Julien.

sábado, 7 de febrero de 2015

LA NOVIA VESTÍA... Capítulo 4


CUATRO
Una Última Noche de Libertad

Obligado, acepté hacer mi despedida de soltero en La Extraña Pareja, bajo el pretexto de que hiciéramos lo que hiciéramos allí no saldría a la luz y que, por muchos problemas que al final hubiese… nadie lo sabría. Es esa clase de bar y lo será así durante siglos. La fiesta ya había empezado para cuando yo hube llegado, por haberme retrasado al pasarme por el Baile de la Eternidad y ya había alegría y diversión por doquier, totalmente descontroladas. El bar estaba lleno de clientes de dudosa reputación y yo bajé los pesados escalones de metal, hacia el gran trozo de piedra que conformaba la barra propiamente dicha. No podía creer que conociera a tanta gente. O que, al menos, hubiese tanta gente que no quisiese matarme. Había amigos y enemigos y un gran número de personas que había sido o uno u otro o los dos a la vez, muchas veces a lo largo de mi vida. Así es Nocturnia. Todos parecían llevarse bastante bien con los demás. Es lo que tiene la bebida barata y que no haya hora de cierre.

La gente me sonrió, saludó con la cabeza y hasta con la mano, mientras me habría paso entre los demás, pero nadie dejó de beber ni se acercó a hablar conmigo, lo que me pareció bien. Nunca me han gustado las muestras públicas de afecto y los abrazos y besos me ponían nervioso. Además, seguía bastante sensible por haber usado en exceso mi don. El agujero derecho de la nariz me había dejado de sangrar después de ponerle medio cubo de hielo, pero la cabeza seguía doliéndome mucho y mis huesos crujían y protestaban con cada movimiento. A veces me pregunto de qué lado está mi don.

Llegué a la larga barra de madera y me apoyé en ella con pesadez y el camarero me miró fijamente. Hasta en mi fiesta de despedida profesional y de soltero Alex Morrisey se había vestido de negro, con sus gafas oscuras y su boina de diseño. (Echada cuidadosamente hacia atrás para ocultar su incipiente calvicie. Aunque no engañaba a nadie). Alex no iba a permitir que algo como una fiesta llena de diversión y buena voluntad le impidiera seguir siendo una mosca cojonera pesimista y un grano en el culo de primera. Alex podría competir en las Olimpiadas y aun así conseguir el bronce por pensar que lo habían tratado mal. Me miró fijamente y bufó.

- Por Dios bendito, mira cómo estás. La gente normalmente espera al final de su despedida para tener ese aspecto. Sólo tú podrías pasar tu última noche de libertad pareciendo algo que un gato acabase de vomitar.

- No te preocupes por darme una bienvenida en condiciones, Alex- gruñí- Creo que prefiero que me anime algo un poco más industrial.

- Nunca te he conocido de otro modo- Alex sacó una polvorienta botella de debajo del mostrador y la golpeó un par de veces en la barra, en un vano intento de que el contenido se asentara. Entonces vertió un par de dedos de un licor rosa y espeso en un vaso y me lo tendió- Prueba esto. Lo reservo para las cogorzas apocalípticas. Se llama Aliento de Ángel.

Miré sospechosamente a la bebida.

- ¿De verdad es…?

- No, por supuesto que no. La publicidad no engañosa nunca se ve por Nocturnia. Esto sólo se llama Aliento de Ángel porque, si supieras lo que realmente es, no lo tocarías ni aunque te apuntasen a la cabeza con una pistola. De hecho, es mucho mejor así. Ahora date prisa y bébetelo antes de que empiece a rebosar el vaso. Ya pensarás luego en su delicioso sabor.

Me lo bebí de un sorbo, haciendo todo lo posible por tragar. Tenía un ligero toque a algo parecido a la naranja, seguido de lo más vil y asqueroso que jamás hubiese probado. Y he probado de todo. Mis papilas gustativas explotaron de miedo y asco, toda mi boca tembló de miedo y lágrimas de pura afrenta se mes escaparon de los ojos, antes de que los párpados se me cerraran con fuerza para protegerse. Me agarré a la barra con las dos manos, haciendo ruidos de angustia. Cuando tengo pesadillas terribles, ése es el sabor que me dejan. Cuando al fin fui capaz de abrir los ojos de nuevo, Alex estaba esperando educadamente con un vaso de Coca Lourdes. Se lo quité de las manos y me lo bebí sediento. Ayudó. Cuando al fin dejé el vaso en la barra, me sorprendió descubrir que volvía a ser humano, sin dolores ni ardores. Aunque no estaba seguro de que me hubiese merecido la pena pasar por aquello…

- Venga- dijo Alex, con suficiencia- ¿No irás a armar un escándalo de narices por un sabor un poco malo?

Pensé en ello.


- No- dije muy firmemente- Tengo la mitad de las papilas gustativas en carne viva todavía y la otra mitad está amenazando con poner una demanda por estrés postraumático.


(Continúa en lolabits)