DOS
Sólo
Eres Inmortal Mientras no Mueras
¿Hay algo más divertido
que presentarte en una fiesta, sabiendo que ni te han invitado ni esperan verte
por ahí y estar totalmente seguro de que todo el mundo va a cogerse un cabreo
de narices en cuanto te vean? Ésas son las victorias, contra los ricos y
todopoderosos, que me hacen seguir adelante.
La Fisura Temporal
Portátil de mi reloj de bolsillo dorado me dejó a la entrada del piso más alto
(y más selecto y caro) del CEM, el Centro del Emporio de Mammon. Lugar de
reunión y agujero de escala social para los Peces Gordos de Nocturnia o, al
menos, para los que sean lo suficientemente ricos para comportarse como tales.
El CEM tiene pisos enteros para reuniones privadas, además de empleados
uniformados, comida y bebida excelentes y una seguridad muy bien armada, a un
precio mínimamente exagerado. (Si tienes que preguntar cuánto, entonces no te
lo puedes permitir).
El Baile de la
Eternidad es una de las reuniones más antiguas y selectas de Nocturnia, lo que
tiene su mérito. Para que te inviten tienes que ser inmortal, lo bastante rico
para pagar la entrada y lo suficientemente poderoso para defenderte de los
demás invitados. Durante cientos de años el Baile de la Eternidad se estuvo
llevando a cabo en La Extraña Pareja, el bar más antiguo del mundo; hasta que
Merlín el retoño de Satán volvió de
entre los muertos, declaró el bar como su territorio privado y echó a todo el
mundo a la calle. (Y tal vez sólo yo supiera que hizo eso porque no sólo estaba
él enterrado en las bodegas que hay bajo el bar, sino también Arturo Pendragón,
el antiguo y futuro Rey).
El Baile de la
Eternidad se estuvo celebrando en sitios diferentes, en los siguientes mil años
más o menos, hasta realizarse definitivamente en lo que acabó convirtiéndose en
el CEM. Que hoy en día ofrece además empleados vestidos con los uniformes que
uno mismo elija, todos ellos con una discreción acerca de lo que puedan o no
puedan ver garantizada, junto a todos los lujos que uno pueda imaginarse y
algún otro que sorprendería a algún alma que ya lo hubiese visto todo. Los que
tienen unas vidas larguísimas suelen acabar desarrollando unos gustos muy raros
e inusuales, así como una moralidad que puede describirse perfectamente como
flexible. Así que el CEM siempre se preocupa de contratar a gente con
experiencia en el combate, dotes diplomáticas y pagando un plus de
peligrosidad. Por adelantado.
Me detuve ante la
puerta que daba a la sala de baile del piso más alto y la miré detenidamente.
Un enorme letrero que había colgado decía “EL CEM DA LA BIENVENIDA A TODOS LOS
INMORTALES AL BAILE DE LA ETERNIDAD. UNA VEZ MÁS”. Al otro lado de la puerta
otro letrero mencionaba próximas celebraciones: “LA CENA DE REUNIÓN DE JEKYLL
& HYDE” (para todos aquellos afectados por el elixir especial del Buen
Doctor) y “LA NOCHE DE LA GRAN ORDEN DE LOS GHOULS QUE TODO LO COMEN”. (Sin
servicio de empleados vivos).
La parte final del
Preguntón Antinatural, la revista más escabrosa de Nocturnia, está hasta arriba
de anuncios muy parecidos a esos.
Desvié mi atención
hacia el mayordomo alto y musculoso que había ante la puerta, que me miraba
como si no existiera. Llevaba un traje completo y muy formal; una levita muy
ajustada y azul oscuro, medias blancas y una peluca muy espesa de la Corte de
Versalles de Luis XVI… que llevaba con una dignidad profesional. Por lo visto,
a algunos de los inmortales les había entrado la nostalgia. Me coloqué justo
delante de él y le ofrecí mi sonrisa más alegre. A cambio, él me dirigió la
clásica mirada de arriba hacia abajo, dándome a entender (sin decir una sola
palabra) que no sólo no era bienvenido, ni estaba invitado, ni mucho menos
pegaba en esa fiesta, sino que además iba vestido de forma inadecuada y tenía
la bragueta abierta. Todo con una sola mirada. Había que admirar su
profesionalidad. Sonreí un poco más y él suspiró profundamente, antes de
negarse con desdén a mirarme a los ojos.
- Ésta es una reunión
privada, señor. ¿Puedo ver su invitación?
- Sabes que no tengo-
dije- No la necesito. Soy Walker.
- Todavía no, señor-
dijo el mayordomo- Su puesto todavía no es oficial, así que su autoridad sigue
estando… a prueba. Además, no posee la voz.
Señor.
- No- dije- pero sí
otras cosas. ¿Quieres que te lo demuestre de la manera más violenta, repentina
y absolutamente atroz? ¿Quieres que te recuerde que mandé al último mayordomo
que me molestó a las profundidades del Infierno?
- Por favor, pase,
señor. Pase por encima de mí. Para eso estoy aquí.
(Continúa en lolabits.com)
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